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Aug 30, 2023

El colorido mundo de los carteles de películas cubanas sumados a la lista mundial de la Unesco

'Soy Cuba' se proyecta en un cine de La Habana.

La película de 1964 explora la historia de esta nación, trazando los problemas que enfrenta la gente aquí y la famosa revolución de la isla.

Cuba tiene una larga obsesión con la pantalla grande.

Y ese amor se puede ver en los atrevidos carteles utilizados para promocionar películas.

Fueron hechos especialmente para Cuba y los cubanos.

Los carteles de películas se hicieron tan populares en toda la isla que oficinas, casas particulares, restaurantes estatales y consultorios médicos comenzaron a utilizarlos para decorar sus paredes.

Muchos se guardan aquí, en la Cinemateca Cubana, lugar donde se pueden conservar en perfectas condiciones.

Sara Vega es la curadora y custodia de sus carteles y está orgullosa de mostrar la colección.

Y recientemente han recibido reconocimiento internacional.

Coloridos o abstractos, pop o cómicos, siempre impresos en serigrafía, la colección de carteles de películas cubanas de las últimas seis décadas acaba de ser inscrita en la lista Memoria del Mundo de la UNESCO.

“Es una colección que reúne todos los géneros de películas de diferentes partes. Hay carteles de películas de Japón, China, Egipto, Suecia. Algunas son importantes (películas), otras menos importantes: carteles socialistas, capitalistas y, por supuesto, cubanos", explica Vega, mientras muestra algunos de los 3.000 carteles que componen la colección.

Corría 1959 cuando las nuevas autoridades revolucionarias crearon el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), una de las primeras organizaciones fundadas por el nuevo gobierno para promover la producción y distribución de cine en la isla.

Los directores decidieron entonces que muchas de las películas proyectadas llevarían sus propios carteles realizados por artistas locales.

En su momento, nunca imaginaron que se convertirían en un fenómeno cultural, donde hogares, lugares de trabajo e incluso hospitales terminaron exhibiéndolos en sus paredes.

La idea era crear un espacio para artistas gráficos locales en un lugar cautivo del mercado cinematográfico estadounidense.

En lugar de carteles promocionales con los rostros de las estrellas, los cubanos decidieron hacer algo diferente.

Los artistas experimentaron con su propia visión y representación de la película.

La primera película del ICAIC con cartel propio fue "Historias de la Revolución" (1960), dirigida por Tomás Gutiérrez Alea, largometraje cuyo cartel promocional fue diseñado por Eduardo Muñoz Bachs, quien luego se convirtió en un maestro del género.

Entre los cartelistas de cine más admirados se encuentran Muñoz Bachs con "Por Primera Vez", así como Ernesto Ferrán quien diseñó el cartel de la famosa "Fresa y Chocolate" (Oscar- nominada 'Fresa y Chocolate' en 1993) y René Azcuy por la película de Francois Truffaut 'Besos Robados' ('Besos robados').

“Eso que pones en las calles para que la gente vaya al cine es una cosa, que es promocional o publicidad, que ya no existe en este país. Ahora lo que pones en tu casa es lo que te gusta, lo que puedes ver todos los días y no te aburre”, afirma Vega.

“Escribí hace poco que cuando la gente saca de sus casas, por el motivo que sea, la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y pone un cartel de (la película) Besos robados, la batalla está ganada”.

Los creadores se ven limitados por el formato relativamente pequeño de las pancartas -unos 76x51 centímetros- condicionado por el tamaño de las máquinas de serigrafía del ICAIC.

Los colores utilizados dependían de las pinturas disponibles, todo ello como parte de la escasez histórica de Cuba.

Entre la nueva generación se encuentra el diseñador Nelson Ponce, quien creó el cartel de "¡Vampiros en La Habana!".

Para Ponce, la inclusión de carteles de cine cubano por parte de la Unesco es un "merecido reconocimiento" al diseño gráfico y a sus creadores.

"Inspira a las nuevas generaciones que ya están trabajando en otros medios, digitales, en las redes sociales", afirma.

“Creo que estos carteles tienen valores que se pueden adaptar a estos medios, como el ingenio, la calidad gráfica y ciertas características que se pueden rescatar en el contexto contemporáneo, creo que deberían absorber esa información”.

El programa Memoria del Mundo de la UNESCO está dedicado a la preservación, acceso y protección del patrimonio documental de la humanidad.

Fuentes adicionales• AP

• AP
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